martes, 13 de octubre de 2015

La hora sin fondo ni forma

Es la hora sin fondo ni forma, pero estoy contigo,
la hora de tu duda, del dolor incansable.
Pero estoy aquí, mis manos sujetan la piel
de tanto sueño vencido. Son tuyos,
como tu dolor, como la rabia que asomando a tus ojos
me interroga sin tregua ni cordura.
Sin fondo, no hay más que verte
para sentir en el alma el vacío anterior,
la nada perfecta que te habita desde el tiempo.
Ni forma, ahora tus manos aprietan las mias
y se preguntan por esta ausencia de siglos.
foto: JGR
Mía, sí, ausencia incansable y ahora culpable.
Lo sabes, lo vivías de forma oscura,
pero ya es violencia convertida en lágrimas...
Estoy contigo, y siento tu dolor,
y las puertas de la tarde se cierran egoistas
sobre las mil excusas que no sabré darte.
Tus ojos me conducen desde mi cobardía
hasta la última lucidez de tu silencio. Y te escucho,
estoy contigo para oir de tu boca
la condena que me persigue. Pero no hablas,
sólo me miras, y clavas tu ojos en esta culpa mía
que ni siquiera se atreve a levantar la mirada.
Es la hora sin fondo, sin forma, sin palabras;
la hora de mi duda, de mi dolor recién nacido
y de tu dolor antiguo. Lo vivías de forma oscura,
y ya ni siquiera es violencia. Es tu forma
última de repasar nuestra vida juntos
como el tiempo entregado a la nada,
al mañana será mejor, el tiempo redimido,
mi tiempo fuera de tí, lejos de tí. No me lo reprochas,
pero ya lo vivo como el tiempo sin fondo ni forma
aunque ahora esté aquí contigo.

Pepe García Resille
Tiempo de arrepentirse
Sevilla, a 13 de octubre de 2015