viernes, 21 de agosto de 2015

No has podido venir

CANTO XIII

No has podido venir: lo sabían los trenes,
los aeropuertos hasta la hora de embarque,
los autobuses nocturnos...También las carreteras
lo sabían: no había tormentas,
ni cortes de tráfico, y todos los caminos
conducía al hospital. NO llegaste.
Haciéndome más enfermo, aguardaba tu llegada
entre altos lamentos y quejas amargas.
“Está peor” -decían ellos.
“No mejora” -se lamentaban mientras leían pronósticos.
Yo, tumbado en la camilla, simulaba más muerto en vida,
y daba más pena al que me visitaba.

foto: ARG
“No ha venido a verme”, se escapó de mis labios
esta queja ante un coro de médicos y enfermeras.

“Te pondrás bien” -dijo una de ellas
que ya me había adivinado mi estrategia.
“Te pondrás bien ahora” -añadió
mientras invitaba a todos a dejar la sala.

¡Y llegaste tú!
Hoy mismo me dan el alta.

Pepe Garcia Resille
Diario del Hospital
Triana, 19 de agosto de 2015.

Es tu pasión

CANTO XII

Es tu pasión, siempre lo será,
pasión firme como esos labios que la proclaman.
Lo dice tu voz, el tono de esa voz;
son tus labios como espadas
los que afilan esta pasión que te posee.
Arrebatada, suelta ya de ti misma,
te arrojas sin contemplaciones
en este mar confuso que es mi carne.
Mar también cálido, que te acoge,
y te sumerge, te libera y te ahoga.
foto: ARG
Tú así lo quieres.
También yo lo deseo.
En el oleaje de tu cintura,
en la marea alta de tu pecho
están los misterios de este navegar primigenio.
Amar es esto.
Aunque naufraguemos.


Pepe Garcia Resille
Diario del Hospital
Triana, 18 de agosto de 2015

Todo estaba en su sitio

CANTO XI

Todo estaba en su sitio: la vida plana,
el sentir callado, el latir bajo mínimos...
...Y las emociones, ah la emociones
¡como si no existieran!
Dulce vida soterrada, administrada por los demás,
triste vida alimentándose de mis entrañas.
Todo en su sitio, ajustado a los cánones,
foto: ARG
previsto a mil años vista. El sentir callado,
el corazón mudo, los labios secos.
Pero no era eso lo que yo quería, no,
no era la luz que alumbraba mi despertar
                         -cada mañana;
no era ésa la culpa que me hundía en el sueño...
No, no , no era eso.
Yo no quería vivir así, no podía vivir así.
Yo quería despertar la pesadilla
-y no podía;
buscaba el beso limpio, el abrazo perfecto,
buscaba tu complicidad para no ser yo nunca más.


Pepe García Resille
Diario del Hospital
Triana, 18 de agosto de 2015.

En la espera incansable acaban

CANTO X

En la espera incansable acaban,
como en esta noche de agosto,
todas luces y esperanzas que habia puesto a tu paso.
Como disimuladas trampas tendía
pequeñas maldades y engaños
para que peligrara tu caminar
-y tus pasos te llevaran hasta mí.
Ligera, alta, tú no pisabas la tierra,
no era lugar para tí. Tú misma
me había corregido antes: “No me busques”
Mas ¿qué podía yo hacer?
foto: ARG
Un corazón atolondrado no piensa,
no puede aceptar semejante orden...
Te buscaba, claro que sí;
sabía de tí, te había construido con mi imaginación
y este sexo, que ahora te reclama,
-muere de angustia
-en la noche más triste.
“No me busques”, decías,
dejando caer muertas luces y esperanzas.
Te busco, claro que sí, ¿acaso
puedo dejar de respirar? ¿Podría
volver a verte y no morir?


Pepe García Resille
Diario del Hospital
Triana, 17 de agosto de 2015.

Cruzamos las alambradas

CANTO IX

Cruzamos la alambrada,
duros espinos rasgaban mis manos...El frio,
clavado en la carne y en el alma;
el miedo parecia volar sobre nuestras sombras.
La noche, tierna aliada, no podía
ocultar nuestros cuerpos bajo los focos del campo.
Algunos cayeron bajo el silbido aterrador del fuego.
Otros escapamos, cruzamos las alambradas.
Púas de acero, afiladas como el odio,
detenían nuestra marcha
como dientes feroces de la guerra.
Corríamos, corríamos como locos,
tropezando una y otra vez,
atrapados en aquel laberinto de alambradas.
foto: ARG
Ignorábamos que más allá
-había más espinos,
que el campo no acababa nunca...
¡Toda la tierra era ese campo!
Nos detuvimos al amanecer
ante la última torreta de vigilancia.
Gruesos guardias custodiaban la puerta-
“Ahi fuera está el mundo”,
gritó uno de ellos. “De ese campo -continuó-
no escapareís nunca”.


Pepe García Resille
Diario del Hospital
Triana, 17 de agosto de 2015.

Vienen por ahí, justamente...

CANTOVIII

Vienen por ahí, justamente. Despacio.
De lejos vienen. Cantan, ríen,
se devoran entre sí.
Justamente por ese camino de la memoria
avanzan en su coro magnífico el terror,
la venganza, el tiempo perdido,
tus recuerdos y los míos...Ya llegan.
Gloriosa jauría que grita y brama, que amenza...
Míralos, ya llegan, sin prisas,
con estruendo y ruido, provocando el vómito.
foto: ARG
Sí, ya llegan. Mientras yo, helado,
desafío sus miradas con más determinación en valor.
Se burlan de mi, son fuertes y lo saben.
Me escupen su aliento amarillo sobre la cara
y un olor podrido acompaña sus gritos.
Siniestra comparsa nacida en mis tripas,
en mis oidos, en cada rincón de mi cerebro.
Cada vez más numerosa,
me rodean un aquelarre primigenio.
Están todos: las brujas, los terrores infantiles,
los curas, también los dioses, y los amores perdidos
y las guerras que no hice...Ya están todos.
Sólo la luz puede salvarme
pero esta noche mis ojos se cierran
bajo el efecto oscuro y espeso de la anestesia.

Pepe García Resille
Diario del Hospital
Triana, 17 de agosto de 2015

Vigiliaba tu despertar

CANTO VII

Vigilaba tu despertar, al acecho,
con temor a romper el misterio
-que rodeaba tu sueño.
foto: ARG
Temblaban mis manos recorriendo tu cuerpo:
cualquier temblor te despertaría...
Verte dormir, dormir a mi lado,
confiada tú...Cuánta dulzura!
¡Cuánta confianza traían tus ojos cerrados!
Y yo era guardián de tanta dicha,
sólo yo custodiaba ese tesoro
ahora sumido en el sueño: tu pelo,
tu piel, tu poca ropa, tu sonrisa...
¡Todo me estaba confiado!
Como un animal dócil
te entregas al sueño, el mundo más real,
a las fantasías más peregrinas.
Y aquí estaré yo vigilando tu despertar,
al acecho, con temor
a romper el misterio que rodeaba tu sueño.


Pepe García Resille
Diario del Hospital
Triana, 17 de agosto de 2015.

Sobre esta voz que nadie oye

CANTO VI

foto: ARG
Sobre esta voz que ya nadie oye
vibra un tono menor, monocorde,
voz sin brillo que sólo repite tu nombre.
Repetido como un mantra, sin rechistar,
monótono suena ya tu nombre en mis labios.
Llegado a esto, es que ya no existes.
Antes era decir tu nombre y el mundo se detenia a oirlo;
el aire asustado y complacido para su vuelo
-para llevarlo más lejos.
Decía yo tu nombre y la tarde se hacía ascuas en el cielo
-para darle más brillo.
Lo repetía despacio, y el espacio unificado abría
un curso asintótico para llevarlo al otro confín del Universo.
Era un mantra calculado y exacto,
calibrado en sus matices,
un secreto que sólo yo sabía pronunciar
-como una forma de pensamiento;
como la sílaba sagrada, como el nombre del Eterno,
como el último nombre que nadie conoce...
Así salía de mis labios este nombre tuyo,
a la vez, tu ser y mi propia vida.
Pero ya no existes, porque no te nombras,
no dejas que mi boca lo repita
en el rito mágico de llamarte. No acudes
a mi voz, y llegado a esto es que ya no existes.
Tampoco yo acabo de recordarlo.

Pepe García Resille
Diario del Hospital
Triana, 17 de agosto de 2015.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Tiene la tierra el mismo olor de mi cuerpo

Tiene la tierra el mismo olor de mi cuerpo,
lo he observado tumbado sobre la hierba
en esta tarde que no sabe de horas ni de ausencias.
El calor me descompone los sentidos
mientras el dolor me disuelve lentamente.
Es la voz del suelo, descanso último,
me hundo despacio en una oscuridad luminosa
que me abre los ojos al tiempo.
foto: pepe garcia resille (Sierra de las Nieves, Yunquera)
La voz oscura de la tierra me llama,
me invita al ritual más antiguo,
la disgregación de mi ser
al estado anterior a mi mismo.
Tiene la tierra el mismo olor de mi cuerpo,
huele como mis recuerdos de niño,
recuerdos que vienen a verme hoy que estoy vacío,
ahora que no quiero recordar y me duele
La tierra tiene paciencia, sabe que volveré a ella,
por eso no me apremia, nada me pide, sólo espera.
Mientras mi memoria se rinde al tiempo,
y el dolor va cavando la fosa, quiero dormir aquí
hasta que no despierte...
Será un largo sueño, la triste conquista de este dolor
que me destruye...amarga victoria.
Sobre estos huesos que se carcomen lentamente
crecerá tu recuerdo cuando vengas a verme.
Crecerán las flores sobre esta tierra que me acoge
y olerán como mi cuerpo, como hoy huele la tierra.
Es el aroma inconfundible de la nada.


Pepe garcia resille
Sevilla, 5 de agosto de 2015.
Tiempos amargos.

sábado, 1 de agosto de 2015

Has encendido la mañana

Has encendido la mañana,
te bastó con abrir los ojos y el mundo es ya una hoguera.
No venía el día decidido a contemplar
un amor como el nuestro: primario y oscuro.
No traía el día un beso prendido en la luz
para alimentar estos abrazos definitivamente asesinos.
Te has sentado sobre mí
y me has mirado a los ojos. Un frente de ondas
foto. ARG
tan intenso que mi corazón casi salta por los aires.
No eres un ángel, tampoco lo esperaba,
ni tú confías en mí. Me conoces bien.
Pero ahora, un hilo amargo dibuja tu sonrisa,
y tus labios ya no me besan. Ahora son espadas.
Tampoco yo te quiero, ni quiero ya tu carne,
ni tu deseo ni tu caricia...
Has encendido la mañana con un gesto,
con una mirada, este incendio viene de tu boca,
que ya no me habla ni me besa.
También mis labios te rehuyen,
evitan ahora lo que anoche parecía inagotable.
No queremos contarnos el asco que sentimos
y sonreimos tiernamente bajo el cansancio de tanta convivencia.
No pienso en tí ahora, ni tú pareces interesada
en este deseo mio que se alza en el aire
resumiendo todo lo que siento por tí...
Seamos elegantes. Salgamos ahora al mundo
como sólo tú y yo sabemos hacerlo: sonrientes,
cogidos del brazo, como si fuéramos felices,
como su fuéramos amantes.


Sevilla, 15 de septiembre de 2014

Mi corazón anda suelto

foto: JGR
Mi corazón anda suelto,
vaga por la calle con un platillo en la mano,
y la mirada puesta no sabe dónde...
Recoge monedas. No las pide.
Da pena verlo, ¡con lo grande que fue,
y cómo me lo encuentro ahora...!
Apenas habla, pero sonríe sin esfuerzo,
y camina, camina entre la gente,
seres extraños, extraviados como él.
Me está buscando. Lo sé porque yo mismo
persigo pasos rápidos en esta noche sin alma.
Lo sé porque mi pecho está vacío
y si no lo encuentro se llenará de la infamia
que deambula en las esquinas de la noche.
Me está buscando, lo sé,
y lo siento cerca porque puedo oir su latido,
su pulso firme aunque ya lento.
Nos hemos encontrado a la puerta del bar,
donde tantas veces se rindió al susurro dulce
y a las caricias fugaces.
Aquí mismo, en este naufragio de neón,
hemos sucumbido a la mirada esquiva,
al pulso de unos ojos vidriosos;
nos entregamos sin pausa a un dolor
que habíamos confundido con la carne y los besos.
Aquí estamos, me sonríe como quien vuelve derrotado,
pero yo le recuerdo que está en su casa,
en este pecho que tan poco caso le ha hecho hasta ahora.
No me lo reprocha, pero sé que le gustaría
vivir de otra manera, por eso se aleja de mi
de vez en cuando, para recuperar la cordura...
pepegarciaresille@gmail.com
En los tiempos de la esperanza
Sevilla, 31 de julio de 2014