jueves, 30 de abril de 2015

Era el agua

Era el agua que volvía de la tierra,
y arrastraba recuerdos de épocas anteriores al tiempo;
Yo estaba tendido a la orilla de aquel río inmóvil,
Ni siquiera fluía la tarde… el mundo reposaba algo cansado,
El calor situaba los pensamientos en el punto de ebullición.
Suspendido en el aire el calor extenso me sudaba el alma,
Respiraba muy despacio, con dolor en el pecho,
Y sentía tu presencia, ya fuera de la memoria,
como si fuera el fondo de mis ojos.
Pero tú no estabas allí a mi lado,
No estabas a punto de aparecer
ni siquiera tenías ya forma, ni color,
Sólo nombre.
Sólo tu nombre quedaba de cuanto había amado
en tardes como aquellas.
A ti, a tu nombre solo, a tu recuerdo huérfano de imagen,
Te dedico ahora este recuerdo.

Pepe García Resille
poemas rescatados
Sevilla, 30 de abril de 2015

Te he visto alta, distante

Te he visto, alta, distante, con el aire
de quien contempla el mundo desde fuera...
Eras tú, lo sé.
Medías la distancia entre la luz de tu horizonte
y esta vela encendida en mitad de mi noche.
No te lo reprocho. El amor es así. Y lo comprendo.
Pero esa distancia me hacía verte cada vez más lejana;
más pequeña a la vista de un hombre
que solo tiene ojos para ti.
No me mires desde esa distancia,
acércate a mí, siente mi respiración,
cuenta los saltos que da mi corazón al verte,
no me mires desde tanta distancia.
Acércate, siente el calor de esta piel
ya seca sin tus caricias.
Acércate, mira esta carne hoy otra vez inocente
que espera el momento del gran pecado,
el que tú me propones y yo no puedo negar.
Ven, por favor, ven, acércate a mi orilla
donde quiero dejar todos mis reproches,
donde morirán los recuerdos,
donde ni siquiera yo mismo dejaré una huella...
Ven, por favor, ven, acércate a mi ser más primitivo,
al que no tiene memoria, al que no tiene pasado.
Acércate a este momento que tengo ahora,
que mañana nadie sabe...
Te he visto tan alta, tan de lejos,
que me duelen los ojos de adivinarte.
Pero, ven, acércate a mí, mira en el fondo de mis ojos
y comprende que tu noche no es más que mi recuerdo.
Yo puedo ser el remedio para esta soledad que te rodea
y quieres olvidar en cualquier estación de tren,
o en cualquier esquina donde yo no te espere.
Ven, por favor, acércate a mí
y dime todas las mentiras del mundo,
yo las creeré a ciegas.

En los tiempos de la esperanza
Sevilla, mayo 2014

lunes, 20 de abril de 2015

Hablo con tus ojos

Hablo con tus ojos

Tengo tus ojos en el escritorio, detrás de los iconos,
ocupando toda la pantalla. Sólo tus ojos,
grandes y limpios, tanto que parecen transparentes,
suspendidos en el aire de esta tarde que nos acompaña.
Tanto azul no sería posible fuera de ellos,
sólo tus ojos son capaces de encerrar tanta luz
para regalarla luego con tu mirada, convertida ya en misterio...

Voy hacia ellos decidido a interrogarlos,
a pedirles que sean clementes conmigo al menos
hoy que tengo el corazón tan cansado de viajar
de un lado a otro de la nada. No podría hoy, tú bien lo sabes,
abandonarme a tanto tiempo consumido,
a tanta letra muerta como hay detrás de tu mirada.

Si detrás de este falso cielo de plasma estuvieras tú,
si contigo vinieran los días pasados cargados ahora de futuro,
correría tarde abajo para contarle al mundo que he vuelto a la vida.
Correría hacia la verdad que tus ojos me anuncian
hoy desde su perfecta quietud tecnológica.
Pero al fondo mismo de tu recuerdo
hoy congelado en un fichero informático,
vive la dura realidad que tanto me reprochan tus ojos.
Me vigilan, me invitan a salir al mundo.
Por eso los pusiste ahí, como señales duraderas,
como dos alertas permanentes que me avisan
del camino extraviado que voy siguiendo desde tu marcha.

Tanto abandono no podía tener otro final
que esta queja que ahora te regalo,
un regalo de rabia y de reproche.
El mismo reproche que tus ojos me lanzan
inclementes desde el día en que te marchaste.
Me vigilan y me recuerdan tu ausencia
con aquello que más amaba en ti: – tus ojos, precisamente.
Amaba y temía tu mirada tan alta,
tan incisiva, que al posarla sobre mi alma la abrías
con precisión para descubrir no sé qué misterios inventados por ti...
Quizá los celos, o tal vez la simple sospecha de los celos.
Dirigías tus ojos inmisericordes sobre mi pobre existencia,
frágil y miserable, vacía ya de tanto dedicarme a ti
olvidando que el mundo también me reclamaba.
Ahí va mi reproche. Queja amarga que comparto hoy contigo,
en esta soledad heredera de aquellos días gloriosos a tu lado.

'No es justo', me dicen tus ojos, que hablan por ti,
portavoces hoy de todo cuanto no me dices tú personalmente.
Lo sé, no es justo. Ellos saben lo que dicen porque lo vieron todo:
el amor que te tuve, el que me diste, el que nos entregamos
y el que dejamos morir despacio, casi sin darnos cuenta,
como quien olvida el paraguas en la cafetería...
Hablo con tus ojos para recordarte,
pero no te pido que vuelvas. Ya estoy acomodado
a esta nueva liturgia de buscarte
cada mañana en la pantalla del ordenador.
Hablo con tus ojos todos los días,
y ellos me cuentan todo lo que teje la culpa;
nuestra, sí, nuestra. Ellos me traen noticias tuyas,
que posiblemente yo me invento
y busco en esta Red que nos atrapa.
No sé si aún vives, que sólo me quedan tus ojos siempre
vigilantes en esta búsqueda sin sentido que emprendo cada mañana...

No fueron aquellos ojos del escritorio
sino la webcam la que alertó a la familia.
Llegó la ambulancia, y encontraron al amante internauta
sentado ante el ordenador con la cabeza sobre el teclado;
su relato se había interrumpido, había enlazado
con una página remota desde la cual ella le hablaba
y le proponía un encuentro...

Pepe García Resille
poemas rescatados
Sevilla, 20 de abril de 2015

sábado, 18 de abril de 2015

Grave mi error

Como todos, nací mortal.
Grande error, pues no sabía
que necesitaría la eternidad para mirarte.
Grave mi error: una vida
no es suficiente, una vida
no da tiempo para amarte.

Aún no sé cómo negociar con el tiempo
para prolongar lo inevitable,
para alargar sin fin este deseo
que me conmueve hasta los cimientos.

Grande error el mio,
vivir una sola vida
sabiendo que te has fijado en mi
y tu boca ha abierto ya una herida
que no tiene cura en unos años.

Grave mi error, pues pensaba
que una vida era suficiente...
Pero eso fue antes de conocerte,
antes de saber que me esperabas,
antes de empezar a vivir...

Ahora me culpo de tan grande error,
y negocio con el tiempo
para que sea amable conmigo
y me conceda la eternidad a tu lado.

Perdóname mientras tanto.


pepegarciaresille@gmail.com
poemas nuevos
Sevilla, a 5 de noviembre de 2014

No te pido más

Esa luz perdida es lo que te pido hoy.
Aquella luz, no otra cosa.
Podría pedirte besos, abrazos y sexo,
y ternura luego
cuando tu abrazo me proteja de mi mismo.
Pero no quiero todo eso, quiero luz,
porque los dias son más cortos,
y la soledad se ha alojado en casa.
Necesito tu luz,
la misma que abrió mis ojos
y los rescató de aquella ceguera de los veinte años.
No pido palabras amables,
ni tu voz que cura todas las heridas...
No quiero tu cuerpo, no te quiero a ti,
quiero tu luz. Hoy cuando el mundo se disuelve
voy a tu encuentro a tientas,
pero tú eres firme, como siempre
tú eres luz y es lo que busco.
Si alguna vez te amé fue por eso,
y se que es infame este deseo que sale a tu encuentro.
Esa luz, perdida desde que tus ojos dejaron de mirarme,
será mi guia en estos dias oscuros.
No te pido más.


tiempos nuevos
Sevilla, 15 de noviembre de 2014

lunes, 13 de abril de 2015

Se acercaba el fin del mundo



                            Cuando se acercaba el fin del mundo ya estaba yo esperándote,
siguiendo de cerca tu llegada.
Tardabas tanto que llegué a pensar en decir adiós al mar,
al cielo, a la montaña que tantas veces cobijó mi sueño.
                           Tantas veces imaginé que llegarías de improviso,
que vendrías por lo imposible, que ahora –cuando el mundo agoniza-,
                           
                            apenas faltaban días para el fin del mundo
Y ya sentía su final tanto como tu ausencia.

Te esperaba, te esperaba en un momento como ése:
Es decir, el de tu despedida.
No se perdió la tierra bajo mis pies,
ni el cielo se hizo irrespirable,
ni los mares se secaron, simplemente te fuiste.
Ahí acabó el mundo: intacto, completo, redondo, pero acabado.
¿Para qué el mar? –tú ya no estabas.
¿Para qué el tiempo, las cartas, los telegramas? –tú ya no estabas.
¿Para qué el aire,
para qué caminos y aeropuertos? –tú no vendrías.
Entonces acabó el mundo. Oscuro, apagado, amenazante, muerto.
Cuando presentía ese final
Cuando tu ‘adiós’ puso fin a la Creación,
supe que también yo había marchado contigo,
también a mí me alcanzó tanta destrucción.

Te escribo desde mis cenizas,
Ésas que ahora vagan por cartas viejísimas, escritas desde siempre.
Vuelve, el mundo te necesita, y yo te necesito aún más.

Pepe García Resille
poemas rescatados
Sevilla, 13 de abril de 2015

viernes, 10 de abril de 2015

El naufragio

El naufragio

Me busca la tierra, me llama
desde el fondo azul de una mirada,
y acudo a su encuentro temeroso.
He repartido el tiempo entre un pasado que no acaba
y un futuro que no llega. En medio
este ahora que me traen tus ojos,
el deseo anhelante y limpio que incendia la mañana.
Me busca el miedo
y me encuentra atado a tu pecho,
abrazado a la dulce esperanza de tus boca.
No quiero perder la única razón de ser
que mantiene mi existencia en vilo,
en lucha permanente entre el dolor y tu promesa.
No puedo entregar sueños y verdades,
ni tampoco segar el tallo de la sangre.
Me busca la tierra, me llama
insistente, con la fuerza enferma del moribundo.
Respiro dulzura en tus labios
mientras el corazón asiste impasible
a esta ceremonia arcaica de enterrar el alma en la nada.
Me destruyo con entusiasmo calculado
mientras tú levantas tu sonrisa
entre mi cobardía y el horizonte que me has prometido.
Me llama la tierra con su voz antigua
llena de sortilegios oscuros. Pero tú
me tienes atado a tu pecho,
abrazado a tu ser, último anclaje de un hombre que se hunde.
Me llama la tierra, pero no quiero
oir su llamada ni su canto inmisericorde.
Me quedo contigo, mientras  el cuerpo aguante.


Pepe García Resille
El naufragio
Sevilla, 10 de abril de 2015