Un atajo delgado y vertiginoso
me separa de la primera luz del dia,
pero no quiero recorrerlo.
del abismo que no conoce el amanecer
porque no cree en el futuro.
Miro de frente esta distancia,
hago cálculos y resulta insalvable.
Mañana es un espacio no real,
solo mensurable a partir de la
esperanza.
Pero me falta una vista más amplia,
una visión más extensa,
que alcance hasta unas horas más allá.
Te escribo desde el deseo,
te pienso desde esta nada
que me crece en medio del pecho.
El dolor no es tanto no vivir mañana
como no apurar tu abrazo en esta noche
infame;
vivir no es coleccionar tiempo,
ya tengo mucho guardado y no vivido...
Un atajo limpio como una herida
media entre tu olvido y mi vida
cotidiana.
Pero no quiero recorrer esta distancia
mínima
que separa mi vida real contigo
de este día que agoniza con los frios
de enero.
No eres tú ese recorte del camino que
recorro
sin fe y sin salida. Tú eres mucho
más,
no hay caminos en tí, no te acecha la
duda.
Por eso te escribo, porque sé
que si llego a mañana, te deberé un
milagro.
Otro más...
Pepe García Resille
tiempos de esperanza.
Sevilla, 26 de enero de 2015