martes, 30 de septiembre de 2014

El tiempo se pudre

El tiempo se pudre en las horas muertas
mientras la tarde se despide de mi ventana.
Ya es invierno, ya los sentidos se agitan perezosamente,
los colores del jardín son ahora sombras de la primavera,
nada sobrevive en esta habitación desde la que te escribo.
El personal marca las horas: ahora la medicación,
luego la ducha y el desayuno...y la visita del médico,
y las horas muertas...
Entre ellas estoy, desde aquí te escribo,
una enfermera entra y me mira sin ojos,
me resigno ante la aguja que se lleva mi sangre...
Ya esta tarde, las horas muertas las marcan ellos,
ahora me dejan en paz,
puedo dormir en brazos de los sonníferos...
Mañana continuo, ahora dejo esta carta
a medias. Un frio intenso me recorre la espalda,
pequeños temblores sacuden mis piernas,
lentamente la habitación se apaga
y yo también.


poemas nuevos
Sevilla, 30 de septiembre de 2014

lunes, 29 de septiembre de 2014

Ya es de noche

fotografía de ARG: vuelta a Triana
Ya es de noche en el calendario
y en el pulso de mi sangre. La Vida se estremece,
y se refugia entre esta carne huérfana que me da forma
y aquel esplendor de tu cuerpo
extendido sobre la noche, sobre el deseo...
¡Cuánta vida, cuanto gozo entre tu carne y la mia!
No puedo decir que la Vida me engañe,
no, no puedo. No podria, teniendo presente
el beso último, la caricia última,
y aquel orgasmo último que me regalaste...
Cómo olvidarlo...si aún me tiembla el pulso
al recordarlo, compañera.
No, la Vida no me ha tratado mal,
Sí, lo sé, lo sabemos...
Pero no están ahí mis versos esta noche,
no, no es ésta la canción que te debo.
Mi deuda contigo es inmortal,
no tiene precio ni afán de ser saldada.
Ya es de noche en todos los hemisferios,
en mi casa también. La luz
nacida desde el fondo de mi ser
te reclama para decirte que soy feliz,
lo soy a pesar del mundo, del tiempo,
de la enfermedad y sus estragos...
Soy feliz y no es una paradoja,
es la feliz consecuencia de haberte conocido.


poemas en carne viva
Sevilla, 29 de septiembre de 2014

Yo sé lo que importa

 
Yo sé lo que importa, lo que bulle en la sangre,
conozco la impaciencia de la muerte
llamando a mi puerta. Tú no lo sabes.
Tú reflexionas sobre la nada
en salones exquisitos,
y yo sangro en los hospitales.
Yo sé lo que importa, convivo con la mierda
de una vida corroída por el declive, por el dolor...
Yo sé lo que importa, y no me importa ser incorrecto,
no me interesa la Academia, ni las buenas formas.
Cuando cruzo la noche en ambulancia
la metafísica me importa un cuerno.
La sangre tiene un lenguaje antiguo, sabe a hierro,
y cierra las puertas a dudas filosóficas
y certidumbres de último nivel cuántico.
Las verdades se sientan en torno al dolor
y se miran a la cara. Y allí estoy yo, entre ellas.
Yo miro al mundo de frente
porque no tengo nada que ocultarle.
Pero mi dolor no es moneda de cambio,
ni pretende derribar teorías,
mi dolor es conciencia de lo que hay.
Con eso voy sobrado.


pepegarciaresille@gmail.com
hoy, en tiempos nuevos
Sevilla, 28 de septiembre de 2014

domingo, 28 de septiembre de 2014

Como si fuera posible

Como si fuera posible volver atrás,
esta música me trae incluso el calor de tu cuerpo.
Años después, me he descubierto
murmurando tu nombre. Sin darme cuenta,
estaba soñado contigo, con tu voz,
con tu caricia, con tu desdén incluso.
Por un momento,
un instante tan solo,
has vivido conmigo esta tarde de invierno.
Sin tú saberlo, has vuelto
a salvarme de mí mismo.
Sólo tu recuerdo ha sido suficiente
para tender un puente entre mi ser real
y mis sueños.
He despertado por tí, aunque soñaba contigo.

poemas rescatados
Sevilla

No volver a verte

Tengo intención de no volver a verte,
ni llevaré tu fotografía en la cartera,
olvidaré el día de tu santo...
Cerraré los ojos ante tu espejo,
y daré la espalda a tu historia...
Pero no me iré de aquí,
seguiré en mi sitio...
Continuaré esperando hasta el preciso instante
en que tú, suelta y libre ya de mí,
vuelvas de repente a recordarme
que me estoy volviendo maniático...


poemas rescatados
Sev illa

No quedaba tiempo

No quedaba tiempo, era tarde,
se agotaban los últimos instantes,
y todavía seguía sentado junto a la ventana...
Gente, lluvia, se encendían las luces de la ciudad,
mi mundo se volvía más pequeño,
mi habitación se llenaba de rencores,
mientras el tiempo se escurría sobre los cristales.
Sigue lloviendo, no te veo llegar por la calle,
y sin embargo sigo esperando.
Me animo pensando que estás al llegar,
que me haré el dormido
(y te miraré a escondidas)
cuando me digas “amor mio, no volveré nunca”.


poemas rescatados
Sevilla.

Voy a olvidarte

“Voy al olvidarte” pienso, y logro convencerme
a mí mismo de que es lo mejor, lo único posible.

“Voy a olvidarte” pienso mientras camino por la calle,
y tropiezo con la gente, y me quedo parado en alguna esquina.
Mi decisión es firme, definitiva,
y me entretengo con mil cosas, puro pretexto.

“Ya te he olvidado” pienso, y llego a creerlo,
y salgo contento a la calle, sin darme cuenta
voy pensando en lo contento que estoy por haberte olvidado.
Y bebo, lo celebro, y me emborracho
porque ya te he olvidado.
Y caigo en la cuenta de que he estado todo el tiempo
pensando en tí...

Mañana lo intentaré de nuevo.


poemas rescatados
Sevillla

Demasiadas voces

Demasiadas voces acuden al rincón donde te recuerdo,
y todas me dicen que te olvide.
Son voces felices de momentos felices,
son voces que proclaman reproches contra tí.
Son voces mías, algunas; de amigo, otras,
y todas cuentan lo mismo: que te olvide.
Pero no puedo hacer caso,
porque tanto griterío
no me permite evocar la única voz importante:
La tuya diciéndome “Ven”.

poemas rescatados
Sevilla

Bajo tus ojos

Bajo tus ojos se guardan la luz y la paz que me faltan,
no es sólo tu mirada, es mi pulso al hablar,
mi paso cuando camino. Es mi sueño.
Todo eso en tus ojos. Por eso,
ahora, ciego porque tú ya no ves para mí,
apenas hablo y casi nunca salgo a pasear.
Tengo miedo a tropezar con otros ojos que no sean los tuyos,
ahora, compañera, la calle es peligrosa.
Y el mundo es sólo un murmullo oscuro.
Todavía te escribo porque no duda
ni tiembla mi mano sobre el papel. Sólamente
después de ese punto y aparte, me paro un poco.
Me detengo cuando al punto en tú dejaste de mirarme
y se te fue la vida tras un sueño.
Te fuiste con ese sueño. Desde entonces
apenas hablo, tampoco leo ni escribo. Sólo de vez en cuando,
compañera, el tiempo me obliga
a recordarte: hace dos años, tres días y media hora...
Como ves, mi calendario sigue
fielmente agrandando tu ausencia.
¿Cómo guardarte rencor por eso?
Debe ser hermoso correr tras un sueño, y alcanzarlo;
y caminar con él y, por él, soñar que vives.
Lo que siento es no ser yo tu sueño. Sin embargo,
sigue soñando, compañera.


poemas rescatados
Sevilla

Un largo beso

Me dio un beso largo, no dulce
porque sabía a despedida. Pero su voz,
luego me confirmó lo que sus labios insinuaban.
“Te he querido mucho”, me dijo.

Me hubiera muerto al escucharla
a no ser porque sus ojos prometían volver a verme.
“Te amaré siempre”, contesté.

Y sonrió su boca, que ya no me besaba,
porque sabía que yo mentía mucho...
“Es cierto, insistí, te amaré siempre”

Pero sólo su aroma permanecía en el andén,
“y esta vez no te miento”, grité.

No me pudo oir, el tren ya partía...


poemas rescatados
Sevilla

sábado, 27 de septiembre de 2014

Larga condena

Larga condena,
A pesar de ser inocente.

Pintaba su celda: techo de cielo de verano,
Barrotes como rejas de luz cálida.

Larga condena,
Largo silencio de años en una celda muda.
Sin embargo, era inocente.
Ningún delito,
Excepto el de ser inocente estrictamente.

Larga condena,
Largo cansancio de aislamiento,
Largos años de silencio, de sueños de colores,
De viajes imaginarios que no iban más allá de la ventana.

Afuera: la vida, el mundo, los demás presos en el patio.
    (Todos estábamos presos)

En la celda, él. Solo. Callado. Tal vez, soñando.

Larga condena,
A pesar de que ser inocente.
Sin embargo, tiene una bonita celda color de cielo de primavera.

pepegarciaresille@gmail.com
poemas rescatados
Triana. Sevilla

Mis versos viven

Hoy mis versos viven

Hoy mis versos viven
      una paz libre de toda sospecha.
      Salen por sí mismo,
      sin rencores que los empujen
      ni angustias que los alimenten.
     
      Hoy mis versos son para ella.

pepegarciaresille@gmail.com
poemas rescatados
Triana. Sevilla.

Hablábamos de la vida

Hablábamos de la vida

Hablábamos de la vida, del incansable ir y venir del mundo;
Parecía así que estábamos muy altos,
Muy lejos del mezquino discurrir de los días.
Nuestros problemas eran filosóficos, de gran nivel
Y tenían que ver con dios, con el destino,
Con la felicidad –tan furtiva-, con el dolor –tan tenaz-.

Hablábamos de la Vida tú y yo,
Parecía ya que éramos los únicos a salvo del naufragio.
Todo lo demás estaba condenado  a desaparecer en cualquier  momento;
La ciudad podría derrumbarse,
La Humanidad podría extinguirse de repente,
El mundo entero podría saltar en pedazos.

Allí seguíamos tú y yo,
Impasibles, algo amargad, pero inalterable.
Hablábamos nosotros de la Vida,
De la política de alta graduación,
De los vinos viejos y de las culturas antiguas…

Cuando todo estuvo hecho,
nos fuimos a comer.

pepegarciaresille@gmail.com
poemas rescatados
Sevilla

Mi canción de cuna

Esta podría ser una canción de cuna
Para un viejo sueño. Lo pienso detenidamente
Y me descubro a mí mismo viejo, y soñando.
Es mi canción de cuna,
Me la canto en voz baja, pensando –tal vez-
Que he perdido incluso el tiempo.
Sin embargo, no es así;
No todo está perdido todavía:
Queda, aún, la posibilidad de amar.
Que es sólo una posibilidad ya lo sé,
Que sea una realidad es sólo cuestión de tiempo.

pepegarciaresille@gmail.com
poemas rescatados
Sevilla

Si las hojas caen

Espera, aún es pronto…
    Luego, será luego…
Siempre, será siempre…
        Espera, será para siempre…

Por si las hojas caen,
Cuídate al pasar bajo los sueños
Porque, a veces, verdades como espejos
Se sueltan de las ramas del pensamiento.

Por si las hojas se secan,
Pásate por ese lugar donde una noche
Dejé escapar palabras y palabras
Y, en resumen, no te dije nada.

Pero no te marches de mi lado
Porque, a veces, soledades como inviernos
Acuden a mi paso
Y acechan mis sueños.


pepegarciaresille@gmail.com
poemas rescatados
Sevilla.

Escrito hoy

Escrito hoy, al filo de la tarde,
acabo de refugiarme en una terca soledad
que no me aisla del mundo
sino que me acerca a mí mismo.
Pero hoy no quiero estar conmigo,
no quiero cerrar la puerta a esta ternura de la tarde,
quiero respirar el aire limpio que trae
tu recuerdo de la mano de este día 23 de marzo...
No quiero hoy entrar en sórdidos laberintos de mi memoria,
ni repasar con resignación el almanaque de mi existencia.
Escrito hoy, junto a la tarde,
como una nota al margen de los días.
Hoy quiero vivir sin la carga del recuerdo,
sin la eterna presencia del miedo,
sin que la desilusión me mire de reojo
y la esperanza se vaya de paseo.
No, hoy no. Hoy, no.
Hoy quiero vivir, simplemente.
Hoy quiero abrazar el aire,
respirar el cariño de los mios
y devolverles en un abrazo la inmensa
fuerza que se agita en mi corazón
y que sólo busca un destino fuera de sí...
Hoy quiero olvidar todas las posibilidades
y quedarme sólo con el hecho cierto: estoy vivo
y quiero vivir, sin que el juego mental
se convierta en una trampa de promesas que no llegarán a nada.
Hoy quiero vivir, y lo digo alto y claro
a quienes me amaron y me ayudaron
a vivir la alegría que yo no conocía y a la que tanto debo.
Hoy, al filo de la tarde, sé que tengo
una deuda reconocida con quienes un día amaron
(a veces, hasta el extremo) a este montón de huesos.
Gracias, gracias por atarme a este mundo.


Más maera, que esto no acaba...
Sevilla, 23 de marzo de 2014

Parece imposible

En este despacho parece imposible

En este despacho parece imposible
respirar siquiera  en una tarde como ésta.
Poco debe quedar ya del día,
del mundo, de la calle abierta.
Nada acaso queda ya del bullicio,
del ajetreo de gentes que van y vienen de un extremo al otro
de este pueblo enorme que es Sevilla.
Pero quedas tú,
Queda mi promesa formal de esta mañana: “volveré
         a pesar del tiempo,
         a pesar del trabajo,
         a pesar del tráfico…”

Apenas quedan restos del día,
de mí tampoco queda ya mucho,
pero estás tú,
y muy pronto nada permanecerá ya en pie
cuando nuestro encuentro reduzca a cenizas el mundo.

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Sevilla

Todo lo alcanzable

Desde ti, todo lo alcanzable

Desde ti, todo lo alcanzable;
Sin ti, todo se desvanece.
Todo perdido, inalcanzable,
Alejado definitivamente..
Desde ti, qué fácil caminar
Entre el rencor ajeno, qué fácil
Encontrarte en todas partes.
Tú y tu alegría más alta, juntas;
Tú y tu mejor sueño viniendo a mi encuentro.
¡Qué pena ahora!

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Sevilla

Ilusiones como espejos

Ilusiones como espejos andan sueltas
    siguiéndote los pasos,
    por si acaso dejaras caer una sonrisa
    o, por lo menos, llegara hasta mi
    esa mirada tuya que a todos llega
    pero que siempre se me escapa.

    Silencios como piedras, contundentes y redondos,
    caen como lluvia sobre mí,
    diciéndome que no estás,
        que te has ido...
    y de pronto, la alegría;
    la alegría de saber que tus pasos de traerán
    de nuevo a este rincón donde mi amor
    ha hecho para ti un lugar de aire o sueños   
    donde puedas descansar a mi lado.

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Sevilla

Cuando llegue la Muerte

Cuando llegue la Muerte

Cuando llegue la Muerte, mi casa estará vacía:  las ventanas abiertas,
el suelo limpio, el aire fresco de la mañana llenará el vacío que ha dejado el inquilino.
Yo no estaré allí, pero le veré llegar.
Recorrerá la casa, subirá hasta la azotea, bajará a la cocina
y husmeará entre mi ropa y mis zapatos. No me hallará.

Luego, sentada en el salón junto al ventanal que da a la tarde,
esperará paciente mi llegada. Pero no iré.
No podré ir a su encuentro, porque hace ya mucho que no vivo en esa casa.


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Sevilla

Hijos de vientos cálidos

Vuelan, como hijos de vientos cálidos,
los momentos que me sustentan y me unen a ti.
Me rodean como el aire de esta mañana de marzo,
llenan mis pulmones, y susurran en mis oídos
palabras maravillosas que sólo tú conoces.

Vivo entre el calor de tu recuerdo
y el frío contacto de tu ausencia; detienes tú
el latido cotidiano de mi trabajo, de mi rutina,
y me envuelves en este desconcierto que me ahoga.

Espérame junto al día aquel que puso el azul más limpio
en el fondo de tus ojos, aquel día
tú pusiste tu voz más hermosa en este corazón que hoy, cansado ya de tanto latir,
no apuesta siquiera por tu regreso.

Sin embargo, sé que volveré a verte, alta, feliz,
jugando con la vida de amantes desesperados como yo,
pobres infelices que creímos un día que alcanzaríamos uno sólo de tus besos.

Pero tú volabas ya por sueños muy altos,
y nosotros, pobres mortales,
amantes enajenados, sólo podíamos pararnos a contemplarte: altísima,
distante ya como la ilusión misma del abrazo,
imposible como nuestro vano intento de retenerte.

Has vuelto, por fin, al lugar mismo donde quedamos
nosotros, tus amantes mas fieles, tú, la más fugaz,
la más hermosa mentira que creímos. Y, sin embargo, eres cierta, eres carne y tiempo,
y quizá por eso mismo te quiero más ahora.

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Sevilla

Aclárate y vuelve

Quise amarte, eso era todo,
quizá por eso  dije lo que no debía,
hice lo que no debía
y me equivoqué como debía ser.
Pura torpeza, no era otra cosa;
un poco de orgullo quizá,
pero sobre todo torpeza. Timidez, también.
Y con tanto barullo,
tu voz, limpia y alta, me dio una orden:
“Aclárate, y vuelve”

Y aquí estoy,
he vuelto con un saco lleno de palabras escogidas
para poder explicarte algo que tú ya sabes,
pero que quieres oir.
Perdóname si me atropello,
no es tan fácil decir  “te quiero”.

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Sevilla

No quise detenerme

No quise detenerme

A pesar del tiempo, no quise detenerme
ante el reproche de tus ojos.  Nada
había en ellos salvo tristeza.
No quise detenerme, no podía,
era mayor mi miedo que tu angustia.
Aún hoy, tan en silencio como entonces,
tus ojos descubren mi cobardía
en todos los espejos del mundo.

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Sevilla

Los dias se convierten en aire

Cuando los dias

Cuando los días se convierten en aire,
cuando no  me quedan ganas de seguir,
entonces me acerco a los grandes olvidos
y allí me encuentro. Congelado vivo,
sin yo quererlo, pero olvidado. Allí todo
            está decidido, todo   
            sigue un destino de piedra
un vivir sin tiempo, sin prisa alguna.

A tí no te he olvidado, tampoco podré hacerlo,
tú nunca serás olvido.

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Sevilla

Nunca supe nada

    Nunca supe nada,
    lo poco que supe siempre fue a medias...
    Pocas cosas las tuve claras, quizás
    nunca tuve nada claro.

    Pero una cosa sí está clara: no sé quien soy.
    Nunca supe mi nombre,
    nunca vi mi cara antes de nacer,
    nunca arranqué la máscara ni miré dentro de mi cabeza;
    ni develé mis sueños, ni conocí a los dioses...
    No descubrí mi alma, ni alimenté mi espíritu,
    no pensé mis pensamientos, ni controlé mis pies,
    ni soñé mi vida; tampoco
    viví mis sueños.

    Nunca esperé mi tiempo ni tejí mis nervios,
    ni latí mi corazón, ni moví mi sangre,
    ni curé mis heridas.
   
    Supe todo esto, y algo más...
    ¡y eso sí lo tuve claro!

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Sevilla

No lo sé

No lo sé, la verdad, no lo sé.
Hace tantos años, que ya no lo recuerdo.
No, no lo cuerdo
porque el tiempo funde los años, los meses,
los días y minutos vividos. El tiempo es fuego,
y lo vivido, ceniza. Por eso,
cuando remuevo el pasado buscando un rescoldo,
un algo de calor,
un poco de mí, de tí, de todo,
sólo encuentro cenizas, días carbonizados, fríos.

    Porque no es eso, no se trata de eso.
No podemos hundir las manos en el olvido,
ni aunque sea reciente...

    Todo ayer, todo antes, está ya para siempre
tan vivido, tan olvidado que no es posible
rescatarlo. Luego, más tarde, mañana quizá,
eso  sí; eso es posible vivirlo todavía.

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poemas rescatados
Sevilla

jueves, 25 de septiembre de 2014

Un espejismo delirante

Creí ver un espejismo delirante


Creí ver un espejismo delirante
palpitando en el fondo de tus  ojos. Y era la noche,
oscura  y difícil, brillando como un deseo.
Tal vez, un sueño intermitente
se asomaba a tu sonrisa con insistencia.
Una impaciencia de siglos parecía congelar tu mirada
mientras yo seguía mirándote el alma
por si descubría –en tus manos o en tu piel- una duda,
un gesto inquietante que anunciara tu rendición.
Comprendí lo mucho que ocultaban tu mirada abierta
y la franqueza de tus labios cerrados.


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Sevilla

Me he parado al filo de tu alma

Me he parado al filo de tu alma


Me he parado al filo de tu alma
por no romper el hechizo que provocan tus ojos,
ahora que duermes.
Te has detenido justo en ese instante en que te entrego
besos y cansancios cotidianos, los deposito sobre tu frente
mientras de digo ‘buenas noches, amor mío’.
No has llegado más allá –y, yo tampoco
he podido escalar la noche
si no era contigo. La noche alta, puntiaguda, como una  montaña,
como un abismo oscuro e inquietante.
¿Qué hay más allá de tanta fecha repetida?
¿Quiénes viven tras las luces de la ciudad dormida?
¿Quiénes son esos seres maravillosos
que nos contemplan desde el otro lado de la noche?
Tú no lo sabes, tampoco yo lo sé.
Sospecho que no vuelven a casa como yo,
que no compran con besos,
que no trafican caricias ni promesas.
No hacen cola ante farmacias de guardias,
Ni piden prestadas las frases hermosas dichas al oído.
No conocen los susurros, ni el desgarro de la mentira;
Esos seres, humanos como nosotros, –aunque en estado de gracia-,
no pueden comprendernos, ni imitarnos. No nos siguen,
ni les importan nuestras canciones, ni estos reproches
que ahora te hago mientras duermes.

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Sevilla

Me volvieron hoy

Me volvieron hoy




Me volvieron hoy los días aquellos,
días que ocurrieron hace treinta años
y que se amotinaron en la memoria por culpa de aquella pasión tuya.
No había respiro, el tiempo era breve, no había tiempo en realidad.
Y todo porque tus ojos se habían detenido un instante
en esta torpeza mía que crecía a medida que me observabas.
Sentía tu mirada como dos agujas clavadas en este deseo mio
de tenerte siempre conmigo, siempre a mi lado, siempre.

Te quedaste, cierto, te quedaste unos años a mi vera,
acompañando esta tristeza que hoy me desborda.


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Sevilla

Me vi solo, y sentí vergüenza

Me ví solo, y sentí vergüenza



Me ví solo, y sentí vergüenza;
Sentí tu abrazo distante, apenas perceptible,
Y la tristeza me recorrió por entero,
    De un extremo a otro, llenándome de un dolor espeso
                            -y oscuro.
Pensé en ti; te soñé toda la noche;
Te imaginé a mi lado; te supe lejos, inalcanzable.

Nuevamente, me sentí solo y tuve miedo;
Tuve el miedo del niño, el miedo del enfermo,
El miedo –en definitiva- de quien se sabe solo
            y no puede permitírselo.
Soñé contigo, me obsesionó tu ausencia,
Me colgué en tu recuerdo, te supe lejos.

Era tarde: estaba solo. Me escondí, por eso,
Entre los libros y los periódicos,  mientras el vino se evaporaba
                    -en mi cerebro.
Te llamé, te escribí cartas,
Te envié telegramas: sólo contestó tu ausencia.

Me quedé dormido y no soñé contigo.
No soñé esa noche.
Al despertar,  tú estabas –durmiendo- a mi lado.


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Sevilla

Me lleva tiempo

Me lleva tiempo contar las horas y los días
Perdidos; el tiempo extenso, las horas inmóviles,
Son como el papel amarillo donde descansas.
Privado de emociones, mi tiempo es eterno, incansable;
Contigo, la urgencia del beso o del abrazo, apenas
dejaba tiempo que perder. Desde el zaguán
                -clandestino
hasta el aviso puntual de tu madre sólo había
                -un instante
capaz de albergar promesas para mañana
            -y citas imposibles,
un convenio firmado por besos y abrazos.
Lo recuero ahora, cuando la memoria descongela
Ese tiempo, como momentos recuperados
            -de una tarde vacía,
y nunca podrán ser devueltos
al archivo interminable de estos años.
No mido mi vida por años; tampoco por éxitos
            -o fracasos:
la harían mayor de lo que es.
Pienso en ti, en  momentos diminutos,
En caricias fugaces, en el amor cotidiano, y encuentro
-con la sorpresa del que acaba de nacer-
que el mundo está completo, acabado, perfecto,
hermosamente viejo.

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Sevilla

Mis manos terminan aquí

Imposible, mis manos terminan aquí

Imposible: mis manos terminan aquí.
No puedo seguirte. Imposible imaginarte…
Estoy observándote: tus ojos, tus manos…

Es más, es mucho más la realidad.
Es decir, tú sobrepasas mi imaginación.

¿Cómo verte en un gesto, en una palabra?
¿Cómo adivinarte en un solo beso?
¿Cómo una caricia sola pueda dibujarte?

Son necesarios muchos besos,
Cientos, miles de caricias, muchas noches contigo,
Días, días contigo… Y, aún así,
Sería siempre insuficiente. Siempre al filo de la sorpresa.
Imposible: este lado de la realidad
No es el que tú habitas. Tú vives más allá
De la sorpresa, del milagro.

Pero, a pesar de todo, no renuncio a descubrirte


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Sevilla

Hace ya tiempo, mucho

Hace ya tiempo, mucho


Hace ya tiempo, mucho,
Mucho tiempo…¿te acuerdas?
    Vivíamos a la sombra de una sonrisa,
Y cada día, al despertar,
Enredabas en tu pelo una hora de luz,
Te ponías tu mejor sonrisa
Y salías al mundo, segura,
Alta, tranquila.
…Después de tanto despertarme
a tu lado, me encuentro
ahora –cada mañana-
un lugar vacío,
como una ausencia inexplicable.

¡Ya hace tanto tiempo!

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Sevilla

Hay un amor que no anda

Es cierto: hay un amor que no anda


Es cierto: -hay un amor que no anda;
Simplemente, existe y lo llena todo.
Pero ése no es el caso, Compañera.
No somos héroes, ni tampoco víctimas de nada,
Sólo el tiempo. Sencillamente.
No se trata de otra cosa: es el tiempo y sus estragos;
Es tu vida –y la mía- clavada a una piedra.
    Tampoco es tan triste.
    Las cosas son así, y el amor también.
    No es que nos olvidemos;
    Es que el tiempo nos vencerá a los dos,
    Nos doblará la espalda y nos hará viejos.
    No envejecerán nuestros sueños: seguirán igual.
    Sin embargo, nos alejaremos nosotros. Los veremos
    Desde el futuro, definitivamente perdidos.
A pesar de todo, Compañera, aún con tanto olvido,
Con tanto tiempo llenándonos el alma,
Seguiremos –tú  yo- a cuestas con la única vida posible.
Con esta vida que por no haberla pedido
No nos pueden quitar.

pepegarciaresille@gmail.com
poemas rescatados
Sevilla

¿Dónde estaban tus ojos?

¿Dónde estaban tus ojos?


¿Dónde estaban tus ojos
cuando yo los buscaba detrás de tu sueño?
Fecha, lugares, citas imposibles,
Cualquier sitio era bueno para olvidar tu mirada.
En cualquier parte:
Un transeúnte,
El restaurante, la fotografía antigua,
El libro en tu mesa de noche,
Todo podía ser un pretexto, un olvido imperdonable.
En cualquier momento tus ojos se cerraron sobre los míos
Y dejaste ya de verme, de mirarme.
No supe encontrar tu mirada tendida sobre mis manos,
Sobre mi sueño escurridizo,
Sobre el deseo que te envío y te persigue inútilmente.
Si no encuentro tus ojos,
Si ellos no se encuentran con los mios,
Dime: ¿cómo podré interpretar esta caricia tuya?
¿cómo sabré hasta dónde llegan tus dedos
que ahora llaman a la puerta de mi piel extendida?
No apartes de mí tus ojos.

pepegraciaresille@gmail.com
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Sevilla

Dios mio, ¿qué puedo hacer?

¡Dios mío, ¿qué puedo hacer?!

Me lo planteo, amigo mío,
Y una sombra recorre mi cabeza.
Desde lo profundo de los huesos y la sangre
Me llegan voces alarmantes.
Es la voz oscura de la carne
Apagada hace tiempo.
Me grita rabia.
Me recuerda tiempo perdido.
Me pide más tiempo,
    -¡y no lo tengo!


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Sevilla

Los ángulos de tu mirada

Desde todos los ángulos de tu mirada
El día me sonríe, como siempre.
Sin que quepan dudas ni oscuridades,
El tiempo descansa desde tu voz a tu palabra,
Se hace cierto en lo que me dices,
Se disuelve en tu silencio.
Desde todos los ángulos de tu voz
Me llegan olvidos de mi nombre que ya no pronuncias
Ni recuerdas.

pepegarciaresille@gmail.com
poemas recuperados
Sevilla

¡Se veía venir!

¡Se veía venir!

Se acercaron a verme hasta el hospital,
nada que objetar, todo fue correcto.
No puse el grito en el cielo
y ellos no alzaron la voz
más de lo permitido en un lugar como aquel.
“Estás en las últimas”, así fue su saludo.
No me conmovió tanta delicadeza
y pasamos al grano: “te queda poco”
fue el inicio de su oferta.
¿Y qué más queréis? , les pregunté
haciéndome el ingenuo.
“Queremos tu alma, ya lo sabes”
No tuve tiempo para vomitar fuera de la cama
y toda la mierda me cayó encima.
Ni se inmutaron.
Llegaron las enfermeras, solícitas
pero vendidas al orden establecido,
y me sedaron.
Desperté varias horas después
con una estampita sobre la mesilla
y una dirección web para hacer mis oraciones
sin olvidar marcar la casilla correspondiente
(si es que llegaba a hacer la declaración de la renta).
Así fue mi peor pesadilla en el hospital..


Más maera
Sevilla, jueves santo de 2014

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Por eso he vuelto

Por eso he vuelto, no podía negarme.
Dime que este viaje me trae hasta tu abrazo,
habrá merecido la pena volver
porque he cruzado el tiempo,
he olvidado el olvido y sus heridas.
Aquí estoy, mi equipaje son mis manos,
mis besos y un amor que no puedo negarte.
Aquí estoy, en nuestra casa de nuevo,
para dar luz a estas paredes que siguen huérfanas,
aunque sea breve mi visita, he vuelto,
por eso he vuelto. No me has llamado,
ningún mensaje me ha puesto en camino.
Pero he vuelto, y tus ojos me dicen que he tardado mucho.
Aquí estoy, quiero recorrer las calles contigo,
subiremos la cuesta de nuestra casa
para comernos a besos en una esquina de la plaza.
Por eso he vuelto, no podía negarme,
Me das una tregua casi clandestina,
lo supe ayer mismo, y aquí estoy abrazando por fin
este pecado nuestro. Vuelvo a tu pecho,
al abrigo tierno de tus brazos.
Por eso he vuelto, no podía negarme.
La voz del cuerpo es profunda, me llama en carne viva
y la sigo sin pudor hasta encontrar en ti
el origen de esta urgencia que me quema.
Por eso he vuelto, no podía negarme,
necesito el beso, la caricia, la llamada última.
El sexo nos invita, nos ha traído hasta aquí,
por eso he vuelto, no podía negarme.
Dime que este viaje me trae hasta tu abrazo,
siempre merecerá la pena volver.

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Lisboa, 24 de septiembre de 2014


lunes, 22 de septiembre de 2014

Mi llanto último

Sería éste mi llanto más sereto si yo supiera
volverme agua y correr, pena abajo,
como una lágrima inmensa y pesada.

Sería éste mi llanto más sincero y auténtico,
si pudiera hacerme sangre y herida de sueños.
Sería éste mi lamento último,
mi soledad arrinconada o mi grito callado,
si no tuviera otros olvidos que lo oyeran.
No quiero testigos, ni voces, ni amigos,
ni consejos, ni manos extendidas.
No  quiero ya tu voz, compañera, ni tu deseo
hecho noche interminable.
No quiero nada, ni a nadie,
sólo espacio y silencio, espacio y frio,
espacio y luz donde vomitar mi cobardía.
Sólo así sería mi más secreto lamento,
el más triste y visceral,
el más intenso y vivo.
Sólo así, sin nadie, sin nadie a mi lado,
me quedaría para siempre colgado
en el último grito del ser que se hunde
hasta tocar el fondo,
para luego renacer distinto, nuevo,
triunfante y contento, junto a esas gentes,
junto a esas voces, mujeres y amigos,
pero ya distinto, ya otro, ya libre.

pepegarciaresille@gmail.com
poemas rescatados.
Sevilla

No habías terminado de soñar

Cuando aún no habías termiando de soñar,
cuando apenas despertabas, ya hacía rato
que yo esperaba a tu lado. Mirándote,
viéndote vivir dormida.
Pero no es fácil velar un sueño, sobre todo
cuando no sabemos si quien duerme prefiere seguir soñando.
Puede ocurrir que tú, en tu dormir, sin tú quererlo,
estés vagando por cielos muy altos
o recorriendo primaveras inacabables,
o tal vez asistiendo a fiestas insólitas y no quieras
volver. Por eso, no me fue fácil velar tu sueño.
Quería llamarte, traerte a mi mundo,
pero podía ser que al volver no te gustar
o te molestara, incluso, mi sola presencia.
Podía continuar allí sentado a tu lado,
imaginando tu sueño, preparando tu despertar.
Y en eso estaba cuando tú llegaste desde tu sueño
para decireme que una triste pesadilla te empujaba hasta mí...

pepegarciaresille@gmail.com
poemas rescatados
Sevilla

El tiempo devoró tu recuerdo

No existe, desde que el tiempo devoró tu recuerdo,
un lugar, un rincón tan lejano y oscuro que yo no haya recorrido
en tu busca. En todas partes, en cada momento, un sueño
ha esperado sobre voces y palabras. Estoy, sin más,
a la espera de tu voz y tu paso. Por si vienes,
por si hablas, que sepa yo recoger tus palabras,
adivinar tu sombras o mecer tus labios sobre una canción de espumas.

Desde que el tiempo pisó tu huella,
y devoró tus días, rompiendo tus ilusiones, desde entonces
no consigo recoger tu mirada en el aire, como entonces,
cuando te extendías día arriba buscando soledades
mientras me prometías un amor solo de tí a mi;
un amor como un puente que solo tú cruzarías;
insólito amor de luz con el que sólo a mi me veias;
ese amor, nudo estable que ataría mis días a los tuyos,
mis sueños a tus sueños, mis manos a tus manos,
ese amor nuestro, sólo nuestro, ese amor desaparecido
como una canción inquieta no pudo servirte para tantas cosas.
Porque un día se quedó colgado de un mal sueño
y los dos perdimos el paso y la mirada entre tanta luz,
y nos hundimos bajo tantas aguas...que ahora solos los dos,
como triste cadáveres, flotamos en la nada,
mientras el amor nos mira desde la orilla.

Nos vamos perdiendo, nos dejamos llevar
por este oleaje extraño, sin saber cómo ya no te siento
y entonces por esa herida se me cuela un frio repentino
que me recuerda que aquí ya no queda nada.


poemas rescatados
Sevilla

La noche encendida

Habitaba la noche encendida apagando
destellos de la memoria. Recuerdos
como ascuas: rostros, fechas, lugares.
Cuerpos amados sin tregua
aparecían ya desfigurados, pura nada.
Labios como los nuestros
vuelven ahora como duros reproches,
no puedo besarte,
no llegamos al abrazo,
no alcanzo tu piel ni rozo tu deseo.
Habito esta soledad concreta,
hecha con todo lo que era tuyo
y ya no tengo.


poemas rescatados
Sevilla

Tenías la mirada extendida

Como el mar, tenías la mirada extendida
sobre la arena de un futuro más firme.
Sin embargo, como el mar, te duraba poco la quietud
que pretendía dormir en tus ojos.
Te agitaban olas de sueños o ecos de profundidades inalcanzables;
te asustaba la llamda de la tierra donde yo te esperaba.
Esperaba sin tregua ni respiro,
esperaba tu llegada a lomos de algún viento mágico del sur;
vendrías del sur,
llegarias a mi playa...estaba seguro.
Sólo llegó el mar,
sólo agua, incansable, incansable.
El mar sin forma, como una duda siempre presente.
No eras tú, fue el mar.
Aqui, donde sólo hay tiempo, ya sube el agua
cubriendo mí único horizonte...


pepegarciaresille@gmail.com
poemas rescatados
Sevilla

La absurda tarea

Estoy, desde ayer, en la absurda tarea
de reconstruir aquella imagen tuya que dejaste
sobre mi memoria: la miro, cierro los ojos,
y pienso cómo serás ahora
después de tanto tiempo.

Te imagino igual, siempre idéntica a tí misma;
después de todo, la memoria
no deforma tu recuerdo con el tiempo:
                  estás sonriente, con un no entre los labios,
 puntode volverte pura quietud.
Se te nota en el ansia de escapar,
de negar lo cotidiano y pequeño.

No logro verte de otra forma
si no es así:  alta, mirándome desde esa verdad
que sólo tú conoces, y que no compartes.
Te prefiero así: con un NO entre los labios
que era un adios breve para no herirme demasiado.

Estoy, desde siempre, con esa fotografía tuya
hecha cuando tu NO quedó dibujado en el papel,
y se parece tanto a un un adios que no quiero
perderla por si volvieras. Entonces, si volvieras,
te diría:  mira, esta foto te la hice
cuando me prometiste que me amarías siempre.
Por eso la conservo.
Y tú no sabrás recordar lo que dijiste entonces...

pepegarciaresille@gmail.com
poemas rescatados
Sevilla

Me besó la noche

Con sus labios oscuros me besó la noche largamente,
su boca fría, sobre mi frente primero,
sobre mi alma luego fue dejando una caricia de carne y humo.
Despacio recorrieron sus labios mi cuerpo,
tanto que a la mañana tenía la piel amoratada y húmeda,
y un cosquilleo infantil me recorría las venas.
Aquella noche se despidió de mí sin hablar apenas,
sin revelarme el secreto que escondían sus ojos apagados.
Es tu piel, dije, mientras me entregaba
al vano intento de reconstruir una caricia; no es
mi piel, contestó ella, es la piel de tus sueños.


pepegarciaresille@gmail.com
poemas rescatados
Sevilla

Las cartas de una amiga

El aire suena en la ventana,  la tarde duerme en el patio,
mientras leo tus cartas. Juan hace unos días
me las entregó por expreso deseo tuyo,
según tu testamento no escrito.
Una cinta azul las envuelve en un pequeño fardo,
que contemplo con veneración.
Ahora, cobijado en mi rincón,
con las primeras luces del otoño, abro sobres amarillos
que llevan escritas mis señas...
Son tus cartas, Lucía, y nunca las enviaste.
Mi curiosidad duda, me tiemblan los dedos
al abrir estos mensajes tuyos, para mi desconocidos,
y que recorren tu vida desde el Instituto
hasta poco antes de tu despedida.
Tu letra menuda y pausada me descubre
un amor que vivía sólo en tu corazón,
que no conoció la luz ni fue palabra en tu boca.
Me confiesas un amor a medias pues sólo tú
mantenías su calor vivo en tu corazón, pero no en el mio.
Sobrecogido, guardo tus cartas,
y ato con el mismo lazo este corazón mio
que querría salir a tu encuentro
y decirte que era mutuo, que yo también callaba
durante años junto a la mujer que ocupa
el lugar que fue tuyo desde la primera carta.


pepegarciaresille@gmail.com
Poemas nuevos
Sevilla, a comienzo del otoño, 2014.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Donde tus piernas

Donde tus piernas, sí, allí

Donde tus piernas, sí, allí,
En el techo más alto,
En el rincón más oscuro,
En la primera puerta del mundo,
por donde sale la Vida triunfante,
allí me he plantado, y no quiero irme.

pepegarciaresille@gmail.com
Poemas rescatados
En alguna parte

Lo más triste


Lo más triste: la noche sin ella.
La noche larga, tendida sobre mí
como si fuera su sombra.
Ddescanso tendido sobre mi soledad
tratando de hundir el deseo bajo un sueño
pesado como la noche

Se fueron las sombras camino abajo,
a golpe de rencores mudos
y olvidos obligatorios. Es obligado olvidar.

No volvió a sonreir nunca más
olvidó la risa en cualquier parte
y se fue despacio,
como si algún odio viejo
fuera a robarle
la inmensa inocencia que llenaba su alma.


 pepegarciaresille@gmail.com
Poermas rescatados
Sevilla, in illo témpore

viernes, 19 de septiembre de 2014

Se veia venir

¡Se veía venir!

Se acercaron a verme hasta el hospital,
nada que objetar, todo fue correcto.
No puse el grito en el cielo
y ellos no alzaron la voz
más de lo permitido en un lugar como aquel.
“Estás en las últimas” ̶fue su saludo.
No me conmovió tanta delicadeza
y pasamos al grano: “te queda poco”
fue el inicio de su oferta.
¿y qué más queréis? --les pregunté,
haciéndome el ingenuo.
“Queremos tu alma, ya lo sabes”
No tuve tiempo para vomitar fuera de la cama
y toda la mierda me cayó encima.
Ni se inmutaron.
Llegaron las enfermeras, solícitas
pero vendidas al orden establecido,
y me sedaron.
Desperté varias horas después
con una estampita sobre la mesilla
y una dirección web para hacer mis oraciones
sin olvidar marcar la casilla correspondiente
–si es que llegaba a hacer la declaración de la renta--.
Así fue mi peor pesadilla en el hospital..


Más maera
Sevilla, jueves santo de 2014

Los sueños duermen

Los sueños duermen en las horas estériles,
aprovechan el tiempo perdido, la ausencias, las soledades inquietantes.
Mientras el mundo se agite,
mientras se alce la mañana como una promesa,
tiene el hombre el deber de no dormir, de no soñar.

Debo estar despierto, que el sueño no pueda conmigo,
bastante es que tú me hayas olvidado
para que, además, me quede dormido...

Así, con los ojos muy abiertos,
con la vista puesta en tu ausencia,
quiero permanecer despierto, siempre inmóvil
por si acaso volvieras, que no me pierda ese momento
¡el único importante!

poemas rescatados
Sevilla, 11 septiembre 2008

Desde dentro el dolor

Desde dentro el dolor llega
a la conciencia por los poros de la piel,
lo sé porque estoy sudando.
Un ligero temblor me mueves los labios,
secos por el miedo.
En su recorrido triunfal y sin sentido,
destruye los huesos y diluye la carne.
Y llega hasta la piel, y allí se desparrama
como veneno ciego que mata a su alquimista.
Tengo la conciencia a flor de piel,
y en este delirio el dolor es agua que fluye .
Nada a salvo, ni siquiera esta queja
dura lo suficiente. Nada resiste.
Sólo dolor sin concesiones,
respiro despacio, sudo intensamente.
El dolor me inunda, besa mi cuerpo
con dulzura asesina. Me abraza
con la ternura propia del verdugo.
Respiro despacio, “respira despacio,
dice el Zen, y lograrás la calma que tanto necesitas”.
Es muy de noche, no cuento las horas,
un ligero temblor en los párpados me despierta
había perdido la conciencia.
Cuando despierto
ya está brotando de nuevo
asesinando el día, la risa, el futuro,
y el último recuerdo que conservo
de cuando estaba sano.

En los tiempos del dolor
Sevilla, 18 de agosto de 2014

Me olvidé tanto de tí

Me olvidé tanto de ti que ya no recuerdo por qué lo hice,
y ahora, al verte, he puesto en pie mi memora –tanto  tiempo dormida-,
para no olvidar incluso tu nombre.
Pero es tarde, no lo recuerdo. Por eso,
he he saludado cordialmente, para disimular
y no ponerte otro nombre que no sea el tuyo.

Hablas, ríes, remueves un pasado para ti muy vivo,
mientras yo sigo sin recordar quién eres.

Nos conocemos de toda la vida,
me lo demuestras con fechas, lugares, gentes, amgios comunes,
y, por fin, la clave que me devuelve  la memoria: -tu nombre.

Ahora sí, ahora eres ya algo se agita entre mis recuerdos;
te has vuelto presente aquí y en el tiempo que pasamos juntos.
Eres  ya algo vivo. Tu nombre se levanta
con grandes letras en el cielo de esta memoria mía –tan desaliñada.

¿Cómo ha podido ocurrir?
¿Cómo es posible que olvidado hasta tu nombre?

Ahora que me lo devuelves, aquellos años se vuelven transparentes;
andas de puntillas sobre besos cumplidos,
apenas rosas abrazos olvidados,
tu cuerpo descansa sobre noches interminables…
Estoy recorriendo ese espacio fantástico que tú llenaste de amor,
de risas y, también, de pequeñas disputas y agrios reproches.

Quizá te olvidé por eso: -prefería olvidar unos años tan hermosos
a que acabaran convertidos en un recuerdo amargo.

Perdóname por tanto olvido
pero me ha servido para recuperarte ahora igual que entonces.

pepegarciaresille@gmail.com

Poemas rescatados
Sevilla

jueves, 18 de septiembre de 2014

Ojos atónitos

Tengo los ojos atónitos de no verte
Como yo quisiera.
Hay callejones sin salida
Y yo estoy en uno de ellos: ¿por qué
Es doloroso quererte?
¿Por qué tú?
¿Por qué sin ti?
¿Hasta cuándo así?
¿Cuánto tiempo sin ti?
¿Por qué así?
¿Por qué no estoy  contigo?
¿Qué es lo que siento por ti?
¿Por qué tú?
¿Por qué es doloroso quererte?

Pepegarciaresille@gmail.com
Poemas recuperados
No recuerdo dónde, ni cuándo

Si supieras lo que supone vivir sin ti

Si tú  supieras lo que supone vivir sin ti,
tendría dos opciones: -vivir conmigo,
            -o acabar conmigo.
No hay más solución.
Si lo supieras, comprenderías
esta angustia  que me queda cuando no estás conmigo.
Cuando te marchas,
cuando no te veo, ni estás cerca,
todo se reduce a una larga espera.
Nada más triste que las horas sin compartirlas contigo,
nada más desesperante que el tiempo durante tu asuencia.

Si supieras lo que supone vivir sin ti,
comprenderías esto que ahora te digo
y tendrías al menos el valor de liquidarme,
ya que la otra solución es imposible.


Pepegarciaresille@gmail.com
Poemas recuperados
En Sevilla, a 6 de febrero de 1990

Será cuando Tú quieras

Dios era un campo cuántico

Será cuando Ttú quieras,
será en el preciso momento en que Tus ojos
miren a otro lado, y me quede solo.
Será entonces, sólo entonces;
y no sabré qué día  ni que hora serán.
Sólo que será cuando Tú quieras,
cuando Tú decidas. Me llamarás,
y yo, obediente, acudiré a la cita.
No podré negarme: me llamarás con voz dulce.
Acudiré a ciegas al lugar por Ti dispuesto,
y pondré mi cuello bajo Tu espada.
Desde Tu altura caerá Tu voluntad
como la hoja afilada del hacha,
y yo me disolveré en la nada.


poemas recuperados.
Sevilla, sin fecha conocida

Poco podría ofrecer

Poco podría ofrecer a quienes, como tú,
me miran hoy, desconfiados y distantes.
Me he vuelto insolidario: se nota
en mis palabras y en mi ropa.
También mis ojos miran desde un balcón imposible y altísimo.
Estas manos mías no recuerdan caricias;
no guardan citas mis oídos;
ningún beso quedó grabado sobre algún rincón de esta piel que me aísla.

Poco podría ofrecer a quienes, como tú,
esperan, confiados y distantes, que me acerque un poco más,
que baje la mirada,
que acaricie otras manos,
que escuche otras voces,
que otros labios escriban sobre mi piel
otras canciones y graben besos interminables.

Quiero dejarme llevar por ese deseo,
que también es mío, y que me espera impaciente.
Necesito recuperar no el tiempo –que no puedo-,
sino la fe en vosotros.

pepegarciaresille@gmail.com
Poemas recuperados
No recuerdo dónde ni cuándo.

El tiempo me pidió una tregua


El tiempo me pidió un a tregua,
y se detuvo a la puerta de la inocencia,
fue un instante: justo antes de salir de la niñez.
Se estremecieron mis poco años, y pronto comprendí
que el tiempo no tiene pausas, ni esperas,
ni treguas, ni volvemos a empezar...
La inocencia continuó su camino –que ya no era el mío--,
y los años se burlaban de mi cara de niño.
No sé dónde, ni en qué momento, me llegó el exilio
de mi auténtica patria: mi infancia. Me encontré
en otro mundo, con otros seres perdidos como yo;
hombres y mujeres que deambulaban entre un ayer reciente
y un futuro recién programado tan vacío de contenido
como de consistencia. No había tal futuro.
Era un engaño, una fórmula inexplicable
que combinaba esperanza con alquimia,
deseo con impaciencia, amor y gozo,
todo en un encantamiento efímero y poderoso.
Tanto que extendió su efecto hasta que el tiempo
volvió a preguntar: ¿quieres una tregua?
Entonces, ya no había tiempo para nada,
ni siquiera para una falsa tregua
como aquella que amputó la inocencia
como si de una rama seca de mi vida se tratara.
Después de aquello, la vida se mostró
como siempre había sido: cruel, salvaje y deslenguada.
Y yo continuaba mirándola con ojos de niño,
con ojos de asombro de un hombre que no quiere crecer...
El tiempo volvió a preguntarme:¿quieres una tregua?
No -le respondí-, ya todo lo que me sobra es tiempo.


Mas maera, que esto no acaba aquí
Sevilla, 24 de marzo de 2014